viernes, 20 de julio de 2012

El mito de Apolo y Dafne


"El mito es la parte oculta de cada historia, la parte sepultada, la región que todavía está sin explorar porque todavía no hay palabras que nos permitan llegar allí...El mito se alimenta del silencio tanto como de las palabras"
Italo Calvino
Los protagonistas.
Apolo, de esencia y naturaleza divina. Dios del sol, la medicina y la curación, la verdad y la profecía. Patrón de la música, la poesía y el arte, razón por la cual las musas habitaban junto a él.

Dafne, una ninfa. De espíritu también divino, pero menor que los dioses, claro. Extremadamente bella. Su presencia vivifica a la naturaleza y también las pasiones de cuanto mortal o inmortal encuentre a su paso.

Eros, dios del amor y el deseo. Responsable de un sinfín de enredos amorosos entre dioses, semidioses, ninfas, hombres, mujeres, querubines y demás almas de este y de otros mundos.

El cuadro de situación.

Dafne, como ninfa que era, se encontraba en plena preparación de su última metamorfosis.

Apolo, en cambio, habiendo acabado con la temible Pitón, andaba aburrido por ahí, canturreando y tocando la lira, regalo de Hermes.

Eros iba muy entretenido haciendo de las suyas, creando lazos de amor, a puro flechazo.


Los hechos.

Quiso la providencia reunir a los tres en los jardines de Delfos. A Apolo se le cruzó Eros entre ceja y ceja. A Eros no le tembló el pulso para lanzar su venganza. Y a Dafne la incluyeron en el pleito por pura casualidad. Aunque las casualidades no existen, al universo le gusta un poco de diversión de cuando en cuando.

Las dos flechas fueron certeras. Apolo recibiría el oro despertando en él un deseo desaforado de poseer a la ninfa. Dafne, premiada con cargar de por vida todo el peso de la flecha plomiza. Eros, misión cumplida, se esfumó, para variar, dejando a la buena de Zeus a sus flamantes víctimas.

El espanto llevaba a la ninfa volando por el bosque y desaparecía del acosador con inusual rapidez cada vez que éste se le acercaba. Pero el deseo que ardía como un torbellino de fuego dentro de él era capaz de arrasar con cualquier obstáculo. La persecución no duró demasiado tiempo y Apolo finalmente la alcanzó.

El desenlace.

Dafne pudo ver en un flash su vida en manos de Apolo. Adiós proyectos, sueños y deseos de libertad. Desesperada invocó la figura de su padre, el río Peneo, como último recurso. Peneo logró impedir que fuera de Apolo, convirtiéndola en un árbol de laurel. Tremenda libertad le fue otorgada.

Dicen que el deseo de Apolo de poseer a la hermosa ninfa persistió y que luego de varios intentos frustrados llegó a su territorio lunar un día como hoy hace exactamente cuarenta y tres años y plantó bandera en ella.

También dicen que es mentira y que, en algún momento de esta historia, Apolo descendió de la categoría de astro rey a la de asteroide, condenado a orbitar alrededor de la tierra del laurel eternamente.

En tanto que Dafne, se resiste a la condena de ser un simple ornamento y continúa velando cual crisálida su transformación.

6 comentarios:

  1. Hermoso grafito Ani.

    En tu texto nos dejas la perfecta mezcla de todos los dilemas esencialmente humanos: el amor como energía vital, como fuerza de acción a través de la pasión, la angustia del rechazo de aquello que amamos y sobre todo la pérdida y una pérdida muy especial porque se produce a raíz de una transformación, de una metamorfosis.

    Aunque muchas veces las transformaciones que nos liberan o nos hacen crecer llegan después de grandes desencantos.

    Me encantó.

    Besitos muchos.

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  2. Garcilaso de la Vega

    (1501-1536)


    Soneto XIII

    A Dafne ya los brazos le crecían
    y en luengos ramos vueltos se mostraban;
    en verdes hojas vi que se tornaban
    los cabellos qu'el oro escurecían;

    de áspera corteza se cubrían 5
    los tiernos miembros que aun bullendo 'staban;
    los blancos pies en tierra se hincaban
    y en torcidas raíces se volvían.

    Aquel que fue la causa de tal daño,
    a fuerza de llorar, crecer hacía 10
    este árbol, que con lágrimas regaba.

    ¡Oh miserable estado, oh mal tamaño,
    que con llorarla crezca cada día
    la causa y la razón por que lloraba!


    Texto contribuido por Eric W. Vogt.
    Bernini's sculpture Apollo and Daphne.

    Muy buenos tu dibujo y tu relato del famoso mito. Un abrazo, Ana.

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  3. Es lo bueno de brujulear por las pinturas. Como desconocía el mito, el dios google y ya aprendo algo.
    Vaya, me encuentro con un relato personalizado por la pintora, en la que con frases muy certeras, como flechas, nos narras el mito. Jope, que bien. Del dibujo no puedo opinar, no entiendo, ya sabes. Un beso.

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  4. muy bueno el dibujo sobre este mito tan bonito :) en su día también realicé una pintura basada en estos dos personajes. te dejo más abajo el enlace:

    http://menganitadecual.blogspot.com.es/2009/06/cuando-apolo-alcanzo-dafne-esta.html

    un besico!

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  5. Magnífico dibujo y excelente relato,
    que tengas una feliz semana.
    un abrazo.

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  6. Ana querida, me encanta tu exposición del Mito. Lleva entendimiento desde el HOY que para eso están los Mitos, según yo, para comprender o acercarnos a la comprensión, AQUÏ y AHORA. Como bien dice el magistral Calvino, siglos han pasado, nos hemos construido a partir de los Mitos de la Clásica Grecia, sin embargo, nada o muy poco comprendemos.

    Me gusta este croquis porque ES lo que ES y en ese SER adquiere su relevancia. Me ha hecho recordar los croquis de Leonardo referidos a la Leda y al Cisne... otro Mito del cual poco solemos entender. Hay una belleza sublime en el descarnado bosquejo. Y, finalmente, parece que toda creación artística, no es más que el UNO MISMO en busca y en fuga, nada más y nada menos que un descomunal autoretrato. Que todo está unido y el batir de tus alas causa efectos en las mías.

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